Gatos en la calle, ¿otra plaga?

En alguna otra entrada hemos hablado de fauna indeseada en las ciudades. También del control de aves como la cotorra argentina en ciudades como Madrid. Hoy hablamos de los gatos callejeros, una imagen habitual en nuestras ciudades. No todo el mundo ve como un problema la presencia de gatos sin control en la calle. Bastaría con pensar en la posibilidad, real, de que sean portadores de enfermedades y al tiempo la transmitan al ser humano. Hoy hablamos de gatos callejeros, y nos hacemos la pregunta de si podríamos considerarlos ya una nueva plaga.

Gatos en las calles

Una estampa habitual en las calles de nuestras ciudades, mininos comiendo en recipientes dejados por seres humanos. Estos mismos animales merodeando por la localización de los cubos de basura. Es habitual que no sean vistos a todas las horas del día, suelen preferir las primeras y últimas horas del día. Son parte de la fauna de nuestras ciudades, integrados en el día a día, intentan no llamar la atención. Ciudades como Madrid o Barcelona tienen colonias de estos animales, sobradamente conocidas por sus habitantes.

Lo cierto es que los gatos en las calles no generan desconfianza. Los ciudadanos aceptan a los felinos con naturalidad. No pasa lo mismo con los perros abandonados, que siempre se ven como un potencial peligro. Aparte de los problemas de limpieza que genera una población alta de felinos, desde sus excrementos a la dispersión de la comida que se les da o de las basuras. Los gatos son transmisores de enfermedades, como la toxoplasmosis, que puede poner en riesgo a las mujeres embarazadas. También causan otras molestias a los vecinos, como los aullidos que producen en la época de celo.

Los gatos en Madrid

Solo en la ciudad de Madrid se tiene conocimiento de unas cuatrocientas colonias de gatos. El Ayuntamiento se ha implicado en el control de estas colonias felinas. Así las cosas ha implantado un carnet de “colaborador de colonias felinas”. Este documento reconoce la labor de esas personas al tiempo que la regula. Hay que recordar que dar de comer en la vía pública a animales abandonados no está permitido por las normas municipales de casi todo el país. La Ordenanza Madrileña no es una excepción a esta dinámica. Al contrario desde la propia Comunidad de Madrid ya se prohibió en 2011 y la Ordenanzas de las ciudades madrileñas deben acatar esa norma. La acción del Ayuntamiento de Madrid con estos “colaboradores” es la de controlar las colonias felinas. Desde un punto de vista sanitario, sin eliminar a los animales de las calles. Hay dos tipos de colaboradores autorizados y responsables, con una misión concreta dentro del plan de control del Ayuntamiento.

Los colaboradores de colonias felinas pueden dar de comer a estos animales en la calle. El coste de la comida corre de su cuenta. Al tiempo se comprometen a mantener limpias las ubicaciones de esos felinos. Y a poner en acción un protocolo de cuidados de los gatos aprobado por el Ayuntamiento. En ese protocolo se incluye el método CES, captura, esterilización y suelta del animal. Se ha cambiado la forma de actuar sobre estas colonias. Antes se capturaban los ejemplares y eran sacrificados. Ahora se les marca para hacer un censo, y se les esteriliza con cargo al Ayuntamiento para evitar su proliferación. La alimentación, cuidados médicos y demás gastos seguirán a cargo de las personas que cuidan estas colonias.

Las cifras de Madrid y los gatos

Este nuevo plan de control de las colonias felinas, está implementado desde el pasado mes de Abril. Habrá que dar más tiempo para ver si es factible esta forma de control o si por el contrario no ataja el problema. Mientras tanto las cifras son tozudas, las casi cuatrocientas colonias de gatos en Madrid tienen una población total de unos cien mil ejemplares. Su esperanza de vida en las calles no es mayor a los cinco años. El problema es su capacidad reproductiva, las gatas callejeras pueden tener entre dos y tres partos al año. Lo que supone que críen entre diez y doce gatos al año. Es indudable que muy pocos de ellos serán viables y llegarán a la edad adulta. Pero desde luego parece que la esterilización de la mayoría de esos ejemplares, puede reducir en unos años la población felina.

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